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Trabajo en una oficina de finanzas e inversiones la que tiene sus dependencias en una vieja casona de esas de Las condes.
Si bien nunca he sido muy creyente en lo paranormal, creo que algo sucede con nuestras energías cuando pasamos a mejor vida.
Como dicen por ahí, la energía ni se crea ni se destruye solo se transforma...
Y mi historia está relacionada con eso y sucedió un día 20 de diciembre de 2014.
Mi jefe me como siempre a las 6 de la tarde me pide que lo ayude con unos informes.
Échales un ojo, me dijo. Lo que me costó quedarme hasta las 8 de la noche en la oficina revisando sus carpetas.
Estaba sentado y el cansancio era tanto que empecé a quedarme dormido.
En esas que intentaba abrir los ojos para seguir sacando cálculos siento que alguien anda en la oficina de mi jefe.
Bah! dije, se habrá quedado trabajando...
Lo extraño es que las luces estaban apagadas y solo se escuchaba que corrían la silla y abrían cajones como suele hacer mi jefe.
No le presté mucha atención y empecé a guardar mis cosas porque ya no daba mas del sueño...
Cuando siento ruido de nuevo, me paré para ir a despedirme y vi que la puerta de su oficina estaba semiabierta.
Caminé, abrí la puerta y no había nadie... solo la silla estaba girada hacía la pared.
No sé por qué me invadió un terror brígido... me quedé como paralizado y no me podía mover del miedo.
La silla de apoco empezó a girar y de un momento a otro se detuvo...
Salí de la oficina raudo y me fui a mi casa.

A la semana me tuve que volver a quedar tarde, se me había olvidado lo de aquella noche y no estaba asustado.
Eran casi las 9 de la noche y comencé a escuchar ruidos de nuevo pero ahora era en los cubículos de al lado mío...
Me acordé de esa experiencia y me apuré en recoger mis cosas, pero cuando estoy por cerrar el bolso. Siento que me tocan el hombro...
No me quería girar y el miedo apoderó de mi.
Me arrodillé y comencé a rezar...
Los ruidos comenzaron a hacerse más fuertes, las sillas chocaban contra los muebles y las cajoneras se abrían y se cerraban.
Cuando de pronto en mi oído sentí que me dijeron como en susurros ¡Ayúdame!
Todo se detuvo y salí corriendo.
Al otro día le conté a mi jefe lo sucedido y que ya no me quedaría hasta tarde porque me iba a volver loco.
Me dijo que eso pasa siempre de las 8:15
El antiguo dueño de la casa, sufría de una depresión tremenda y se suicidó en la casa a las 8:15.
Según cuenta la historia, nadie lo quiso ayudar y ahora sigue buscando ayuda desde el más allá.




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