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Un poco obsesionada

Hace unos años almorzaba con un grupo de compañeras. Yo era el único hombre y como gay, hablábamos temas entretenidos y en confianza. Me encanta tener amigas de confianza! Son tan leales!

Había una gran diversidad en ese grupo de colegas. Incluso estaba la señora más mayor, soltera y sumamente católica, pero no mojigata. Si alguien decía alguna talla con doble sentido, sencillamente no se reía y callaba. Nunca nos enfrentó ni tampoco dejaba la embarrada en el ambiente.

Por otro lado existe mi compañera que hablaba las cosas como las pensaba, con respeto, pero con palabras directas, incluso hasta una vez tocó el tema de la masturbación masculina sin importar que yo me pudiera horrorizar jajajaja. También estaba la elegante, estilo Mary Ros Mac Gill, pero cuarentona, jejeje.

Hablábamos de todo tipo de temas, de oficina, de actualidad, del gobierno, de situaciones que vivíamos en el momento, etc. Era bien entretenido el grupito.

El punto negro (para mí) era la Lorena. Todos los días, sin fallar, siempre a como diera lugar, tenía hablar del miembro viril. A cada rato. Siempre interrumpía las conversaciones si pasaba un mino que tuviera los zapatos como de número 44 o que tuviera poco trasero, porque se habla de la supuesta dotación que deben tener aquellos hombres. Si alguien mostraba una foto de su nuevo pololo, nos preguntaba car'e palo 'cómo lo tenía' o si ya nos habíamos acostado con él en la primera semana.

Llegó un día en que inclusive, que cuando estábamos fumando un cigarro después del almuerzo, de repente se refirió a mí diciendo 'mira, éste tiene buen poto' dándome un agarrón. No sabía si reírme o molestarme, pero lo encontré desubicado. Mis compañeras le pararon el carro en un momento que yo no estaba.

Me gusta hablar del tema sexual, es algo tan natural y por cierto, salen anécdotas o tallas divertidas. Pero esta (ex) colega era demasiado cargante con el tema.



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