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Historia inédita

Esta historia nunca la he contado abiertamente a alguien y no pienso hacerlo.

Tenía 22 años, hasta ese entonces no había pololeado, nada de nada, y estaba en el primer mes de mi primer internado profesional de kinesiología. Fue en un centro de salud, de esos que tienen boxes con máquinas de fisioterapia y gimnasio. Quienes atendía éramos solo mi profe guía y yo. Y era una locura, porque llegaba mucha gente, durante buena parte de la jornada atendíamos a por lo menos 10 personas a la vez: que la compresa, que la máquina, que enseñar un ejercicio, supervisar a un paciente, la ficha, el masaje, la kine respiratoria... todo a la vez, había que estar corriendo de aquí para allá. Literalmente, ahí no teníamos pausa. Me tiraron a los leones de una.

En medio de ese caos, un día me tocó recibir a un nuevo paciente, un señor 60+ con dolor en su zona lumbar con compromiso del ciático que le tomaba hasta el muslo y que tenía algo de dificultad para moverse. Bueno, le hice todo el ingreso y lo llevé a un box. Mi plan era partir con máquina de fisioterapia y después llevarlo al gimnasio, sin descuidar a los otros pacientes que estaba. La profe me dio el visto bueno y me dejó que siguiera atendiendolo sola, mientras ella también veía a otros pacientes. Al señor le expliqué que iba a poner una máquina en su espalda, pelvis y muslo, y que estaría acostado en una camilla. Hasta ahí él decía estar de acuerdo. Entonces, cuando le digo que se tendrá que sacar el pantalón, me queda mirando raro. Le volví a explicar el por qué era necesario que lo hiciera. Me seguía mirando. Era obvio que no se quería sacar el pantalón. No era el primero al que atendía de forma similar, pero sí el primero en que claramente se notaba que no quería sacarse el pantalón. Pensé 'salió más pudoroso que los demás' y le explique que estaría tapado, que nadie más entraría al box que iba a estar cerrado. Y en eso hace de una su jugada maestra, se baja muy rápido los pantalones y ahí recién me vengo a dar cuenta porque hacía tanto atado por sacárselo. Estaba a lo gringo. Tuve que ver todo su paquete cuando no tenía por qué. Y yo hasta ese entonces nunca había visto uno en vivo y en directo, a lo más fotos y representaciones cuando estudiaba anatomía y otros ramos de la carrera.

Entonces aquí viene mi super reacción madura y muy profesional: me tapé la cara con las manos y salí arrancando al baño mientras decía 'nooooo' y a la vez pensaba 'por qué a mí!'. Es que me dio mucha vergüenza!!! Dejé pasar unos minutos y fui a ponerle la máquina con la cara roja. Se había subido y acostado solo en la camilla, estaba tapado. No me dijo nada y yo tampoco. Hicimos como que aquí nada pasó y seguí atendiendolo, ahora sí de la forma más seria y profesional que podía, pero por dentro quería que me tragara la tierra y me sentí mal porque se acomodó sólo en la camilla. Después, seguí con harta vergüenza en esa jornada, tanto que no le dije a mi profe guía lo que pasó, y eso que ella era muy amorosa conmigo. Ya cuando me fui del centro ese día, pensé que yo debí haberle preguntado directamente por qué no quería sacarse el pantalón. Error de principiante, que hizo que me sintiera peor.

Al otro día, pensaba si el señor llegaría a su siguiente sesión. Muy en mi fondo de mi ser no quería que volviera, de pura vergüenza. Pero llegó. Volví a atenderle, esta vez estaba con calzoncillo y de nuevo hicimos como que nada pasó. Al final, completó su tratamiento, se fue mucho mejor a como llegó, nos despedimos a la rápida en medio de la locura de la atención de los pacientes, siguiendo los dos como si nada y me regaló un libro. Pensé 'pucha! a pesar de todo, fue un buen paciente, amable y hasta me hace un regalo', y volví a sentirme mal por mi torpeza. Después, viendo bien el libro me causó gracia en ese entonces, porque era de religión. Pensé 'mojigato no es'. Y después me fui a otro lugar a hacer mi siguiente internado sin contarle a la profe guía lo que había pasado.

Ahora tengo 35, por lejos sigue siendo mi chascarro N° 1 de trabajo y me sigue dando vergüenza, jajaja, claro que ahora lo que me da vergüenza es la forma como reaccioné, y por lo mismo, de mi boca no saldrá esta historia, jajaja.



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