Confieso que estamos agotados.
Trabajo en la pizzería papá juan (esa verde con rojo), desde que cerraron todas las otras comidas rápidas por lo del covid, no hemos parado de vender. Vendemos mucho más que antes y sin parar. Ya no da tiempo ni de salir a colación para no dejar a los pobres jefes solos sacando pedidos. Todos los días se llena la bendita pantalla, los teléfonos no dejan de sonar, la Uber tampoco, los clientes se agolpan en la puerta furiosos y se amontonan porque nos atrasamos mucho con sus pedidos, pero simplemente no damos abasto. Es tanto que tenemos torres y torres de pizzas al espera de su dueño.
Pienso que la gente es inconsciente con nosotros, la mayoría cree que nuestro trabajo es simple, pero no es así, es desgastante, tanto física y mentalmente. Bueno, a veces nuestro trabajo es mirado en menos. Me da un poco de lata ya que se que se supone que son momentos difíciles para el pais etc, pero en vez de ahorrar la platita para las vacas flacas, la gente se la come toda sin parar, en esos momentos uno piensa en lo consumista que son. Siempre hablando de pobreza y en realidad se gastan la plata en leseras, te creo una vez al mes que te des un gustito, pero todos los días es como mucho.
Aquí seguiremos para servirle, somos los otros tipos de guerreros del covid, esos que no conocemos de cuarentenas ni toques de queda todo para saciar su hambre se pizza. :)
