Vueltas de la vida

Hace unos 6 años, cuando era Subgerente de área en una multinacional, necesitaba contratar a un Analista bilingüe y con ciertas características técnicas.

Cuando recursos humanos me preguntó por mis requerimientos, lo único que pedía era que cumpliera con el nivel de inglés, conocimientos técnicos y que me daba lo mismo la universidad y la nacionalidad, yo quería al mejor que hubiera en el mercado. Al final me decidí por un chico extranjero que cumplió todas mis expectativas. A la hora de hacerle la carta oferta, a los analistas chilenos se les pegaba 1 millón líquido, pero a él por ser extranjero, el sueldo quedaba en 750 líquido. Este era el cargo de entrada y todos debieran haber ganado lo mismo.

Cuando le pregunto a recursos humanos, cuál era el motivo de la diferencia de sueldo, me dijeron que era porque al ser de otro país, le quitaba un cupo extranjero que se usaban para contratar gerentes de primera línea y agregó 'total muchos extranjeros hacen la pega bien por 2 pesos'. El chico, que lo vamos a llamar Juan, entró a trabajar conmigo y era una máquina para el trabajo, pero al poco tiempo, supo que sus pares ganaban más que él, en el mismo puesto. Juan conversó conmigo y me dijo que estaba muy triste por eso, y si había una posibilidad de que le subiera el sueldo. Yo le dije, que por políticas de la empresa, al año sólo si tiene un muy buen desempeño, en los cargos de entrada podía subir aproximadamente un 15% del sueldo bruto y que en ningun caso, podría igualarle el sueldo a sus compañeros. Yo le dije, tu quizás saliste de la mejor universidad de tu país, pero aquí, lamentablemente no la conoce nadie, tienes que hacerte un nombre dentro de la industria y contactos, quédate más de un año trabajando en esta empresa de renombre, yo te ayudo a desarrollar habilidades blandas y te preparo para tu próximo desafío.

Cuento corto, al año y medio, me cuenta que está en una terna de otra empresa importante y me pide ayuda con sus referencias, cosa que yo acepté. El chico, quedó en el empleo y duplicó su sueldo porque quedó como jefe de área. Cuando se fue, me hizo un lindo regalo y me agradeció entre lágrimas por haber creído en él y ayudarle a quedar en su nuevo empleo. Pasaron 7 años y me encuentro con Juan en un matrimonio, de uno de los chicos de mi equipo. Nos pusimos al día y yo le comentó que si bien, estoy como Directora regional en la empresa, gano muy bien, pero el único problema que tengo es que viajo dos semanas al mes y me está siendo imcompatible con 3 hijos. Si bien, estoy casada con un médico que sólo atiende de 9 a 15 para dedicarse a los niños, siento que le estoy cargando mucho la mano en temas de casa y los niños. Además, se me partió el corazón, cuando mi hija pequeña me dijo: 'mamá, no te preocupes si llegas tarde, ya nos acostumbramos a vivir sin ti'. Y entre broma le digo a Juan, si sabes de algún dato de pega para mí, avísame, porque este trabajo me está costando mi familia.

A las dos semanas, me llama y me dice que el Director de su área renunció y que su puesto estaba vacante y que si me interesaba, el mismo me iba a recomendar con sus jefes para que quedara. Cuento corto, me fui de mi anterior pega, a un puesto de Directora de área, ganando un poco más que antes, pero con un horario pro familia de 8 a 17 y viajes sólo una semana por cada trimestre. Ahora estoy feliz y disfrutando de mis hijos, mi esposo y retomando mis hobbies.

Como lección, cuando sean jefes, siempre traten de sacar lo mejor de su gente, ayúdenlos en su crecimiento profesional y personal, sean buenas personas, porque uno nunca sabe cuando se dan vueltas las cosas.