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Nadie se hace cargo
Estoy en proceso de separación por violencia. Tengo 2 niños (una de 5 y otro de 2), trabajo, pero con el hecho de tener hijos chicos, los larrys no te contratan de manera indefinida (aunque seas excelente en lo que hagas)., así que puras pegas sin continuidad...
Hace unos días le conte a mi mamá lo que pasó y me rompió el corazón su respuesta : 'es que también eres culpable'. Cuando ella me decía su opinión después de contarle, su respuesta me dejó triste, porque entiendo que todas las parejas tengamos discusiones, pero de ahí a avalar y culpar el hecho de violencia... En serio, me rompió el corazón...
Estamos cerca a navidad y su respuesta me dejó pensando. Miro a mis niños y no quiero que ellos crezcan en un ambiente de insultos, no lo merecen, pero pienso que mi propia madre 'justifica' eso... Parece un mal sueño.
Gracias por leerme. Estoy segura que esto será solo un mal momento en una mala fecha.
Mucho aburrimiento...
Ayer me quedé pegado viendo videos en YouTube a las 3 de la mañana y me topé con uno sobre la antimateria que me voló la cabeza, así que se los comparto cortito.
Caché la historia de un físico llamado Paul Dirac. El compadre hizo una ecuación maestra para mezclar la mecánica cuántica con la relatividad, una genialidad. El problema es que la fórmula le tiraba resultados de 'energía negativa'. Al principio, todos los científicos se burlaban y decían que era 'el capítulo más triste de la física', onda que era un error feo.
Pero Dirac, en vez de arrugar, se la jugó y dijo: 'No es un error, esto significa que existe una antipartícula'. Predijo la existencia del 'antielectrón' (positrón) puramente a base de matemáticas, cuando nadie tenía idea de qué era eso... el compadre le quería poner negatrón, peo no pegó mucho...
Y lo más brígido es que años después, otro científico llamado Carl Anderson lo descubrió de pura casualidad, dándole la razón absoluta.
Encuentro alucinante pensar que una ecuación escrita en un papel pueda ser tan hermosa y perfecta que prediga la existencia de la antimateria antes de que siquiera la podamos ver. A veces la realidad supera a la ficción...
Compro y me voy
Envidio sanamente al amigo que está en la playa, porque yo estoy aquí, juntando ánimo y valentía para meterme al mall.
Es 20 de diciembre y sé que lo que me espera es el infierno en la tierra: filas de una hora, gente histérica, calor y tacos para entrar y salir. Es una tortura que odio con el alma, pero no me queda otra que cumplir con los regalos.
Mi único consuelo es que, apenas termine este trámite del terror, agarro el auto y me mando a cambiar al campo, donde mis abuelos, hacia el interior.
Allá la vida corre a otra velocidad. Es un lugar donde no se escucha ni un auto, solo grillos y viento en los árboles. Es tranquilo todo el año, nadie anda apurado y el estrés no existe. Solo estoy aguantando este caos pensando en que mañana a esta hora voy a estar tirado bajo un parrón, olvidándome de que existe el mundo. Deséenme suerte en la jungla.
Esto explota!
Leí al amigo de la playa vacía y te encuentro toda la razón, pero acá el panorama es un poco distinto, aunque igual de rico.
Estoy en la Avenida del Mar en La Serena. Si bien no está desierto —porque ya se nota que están llegando los primeros turistas y algunos argentinos adelantados—, el ambiente está exquisito. Es el punto justo: hay vida, se ve movimiento, pero todavía es todo 'piola'.
Aún puedes caminar tranquilo por la orilla, encontrar estacionamiento y comprarte unos churros sin hacer una fila eterna. El clima está perfecto y la brisa marina impagable.
Estoy disfrutando a concho estos últimos días de tranquilidad, porque sabemos que en un par de semanas más esto explota y no cabe ni un alfiler. ¡Aprovechen ahora!
Estoy relajadito...
20 de diciembre y tomé la mejor decisión de mi vida.
Mientras veo en las noticias que los malls están reventados, que hay tacos kilométricos y que la gente se está peleando por el último juguete de moda, yo estoy acá, sentado en la arena, con una cerveza helada y mirando el mar.
Y lo mejor de todo: la playa está vacía. Literalmente tengo kilómetros de costa para mí solo, porque todo el mundo está encerrado comprando regalos.
Es un lujo estar así de tranquilo en estas fechas. Sigan ustedes con el estrés de la Navidad, yo me regalé este día de paz y sol. La mejor inversión.
El amor que dura
Leí las historias de la colonia Flaño y la cadenita y quedé con el corazón apretado, así que quiero cambiar el switch con una alegre para aprovechar el solcito.
Estoy escribiendo esto desde la playa, con los pies en la arena, mirando a mi señora que se está bañando con nuestros nietos.
Nosotros también partimos a los 16, igual de pobres que los amigos de las otras historias. Mi primer regalo no me alcanzó ni para perfume ni para joyas; con suerte le invité un helado Centella, de esos de 100 pesos, compartido a medias en la plaza.
Han pasado casi 40 años. Pasamos hambre, cesantía, terremotos y crisis, pero aquí estamos. Logramos darle vuelta a la mano, educamos a los hijos y ahora disfrutamos lo que cosechamos.
Recién fui al kiosco y le compré un helado, ahora uno más pituco eso sí jaja, y cuando se lo pasé, me sonrió con la misma cara de esa niña de 16 años.
Así que ánimo, cabros. A veces el primer amor no se muere ni se acaba; a veces crece, madura y termina veraneando contigo toda la vida. ¡Salud por eso!
El primero
Leí la confesión del amigo de la colonia Flaño y se me apretó el pecho, porque me hizo desbloquear un recuerdo que tenía guardado en el fondo del cajón.
Ayer, buscando unos aros, encontré una cadenita de plata, de esas bien delgadas, que ya estaba negra por el tiempo. Fue el primer regalo que me hizo mi primer pololo cuando teníamos 15 años. Al igual que tú, él juntó las monedas de su colación por meses para comprármela, porque éramos cabros chicos y sin ni uno.
Lo triste es que fue el único regalo que alcanzó a hacerme. Ese mismo verano, apenas un par de meses después de dármela, fuimos a la playa. El mar estaba malo ese día y, en un segundo, se lo llevó. Murió ahogado.
Han pasado más de 20 años, yo ya hice mi vida, tengo mi familia, pero leer tu historia y ver esa cadena fue como volver a ese día en la arena, esperando que saliera del agua. Es fuerte pensar que este pedazo de metal sigue aquí, intacto, y él se fue tan rápido.
La limpié y la volví a guardar con mucho respeto. Gracias por hacerme acordar de él, aunque duela un poquito. El primer amor nunca se olvida.
Al hueso
Mi confesión va al hueso jajaja por así decirlo. En el día del amigo secreto, me tocó mi amigo dónde nos pegamos unos agarroncitos por ahí cada diez minutos o lo que quede de tiempo de colación, y debo confesar que hice trampa.
En un frasco redondo se pusieron los papelitos con los nombres de las personas y yo me hice la tonta cuando puse la mano el franco, ya que ya tenía el papelito en la mano.
A la chica le pareció raro está situación, pero no fue tomado en cuenta más allá de una simple equivocacion.
A mí compañero de trabajo le regale un sostén y ropa interior usada por mi... jejeje. Él se rió y yo también...
Qué bello es el amor... Se viene navidad y creo adivinar que me regalará jajaja y el año nuevo mi calzon amarillo.
Eso.
Di el paso
Que cierto es el luto silencioso, y que cierto es que cuando tenemos amor propio, ya las palabras no nos hieren. 15 años de matrimonio, una hija maravillosa, y éxito familiar.
Años aguantando su ira, sus malos tratos, malas palabras, comparaciones. Lloré, sufrí, quise irme, pero en un momento, mi mente maduro, no sé si sea cierto que uno madura a cierta edad, pero mi mente y mi corazón dijeron no más. Hoy él me busca, no estamos separados pero su angustia de verme autónoma e independiente lo han hecho dependiente de mi.
Es triste, pero por qué deben hacerle eso a la del proceso, yo creí, crecí, apoye y di todo de mi, y nunca fue bien visto, señalando carencias físicas y comparando con extranjeras, pero ahora que me puse buena (empecé gym y dietas) que, tiene miedo? Por más que analizó las personas, más quiero a mi perro.
Un recuerdo fugaz
Hoy, vitrineando en el pasillo de perfumería del súper, me topé con una caja verde que no veía hace décadas: una colonia Flaño.
Me fui a negro y volví a cuando tenía 16 años. Mi primera polola me regaló una igual para Navidad. En ese tiempo, los dos éramos de familias súper humildes, de verdad contábamos las monedas para poder compartir un helado.
Terminamos a los pocos meses y, de puro pavo. Igual nunca abrí la botella. Quedó ahí guardada.
Pero hoy, parado frente a la estantería con 40 y tantos años encima, recién le tomé el peso real. Para mí en ese tiempo fue un regalo más, pero hoy entiendo que para ella, con la falta de lucas que teníamos, comprarme esa colonia original debe haber sido un sacrificio gigante. Capaz que estuvo juntando peso a peso por meses.
Me quedé pegado mirando la caja un buen rato, con un nudo en la garganta. Qué será de ella hoy. Ojalá la vida la haya tratado bien. Uno de cabro chico no valora el cariño de verdad.
