En estos momentos parece que los amigos no existen.

Soy técnico en párvulos, tenia contrato indefinido en una escuela donde pagaban una miseria pero tenia ciertos beneficios, la cosa se puso mala en cuanto a ambiente, además de que ya venía con crisis de pánico, depresión y me habían salido algunas enfermedades por ahí.

En diciembre llegue a un acuerdo, me finiquitaron pagandome todo. Dividí ese finiquito en 3 para tener plata asegurada hasta fines de marzo, igual estaba tranquila porque tenía el apoyo de mi marido y este año pretendía trabajar media jornada y en mis tiempos libres hacer dinero extra con mi emprendimiento para así estar más tiempo con mi hijo y ayudarlo en el colegio. Lo que yo no sabía es que en enero me iba a separar porque mi marido me estaba engañando, tampoco sabía que se iba a desligar de nuestro hijo y que ahora, poco más de un mes, ya tendría polola nueva y ni siquiera era una de las 3 con las que me estaba engañando sino que otra mujer distinta, aunque me separe con la convicción de no volver y obviamente no perdonarlo todo su comportamiento me a dolido mucho.

Me fui casi un mes a la casa de mi mamá, en la playa, con mi hijo... Allá estaba 'bien', estaba distraída, mi hijo feliz porque allá también viven sus primos, pensé en quedarme a vivir allá pero lamentablemente no hay trabajo. Desde que llegué a Santiago siento que se me acaban las fuerzas, estoy completamente deprimida, mi hijo es lo único que me da fuerza para seguir viviendo. Así que aquí estoy, estirando lo más posible el sueldo que me quedaba guardado, lo que se hace un poco difícil con uniforme, zapatos y útiles escolares de por medio.

Espero encontrar pronto un trabajo, por mientras estoy con mi emprendimiento tratando de juntar plata para el próximo mes.