Reestablecer contraseña

La dirección de correo electrónico está asociada a tu cuenta.

¿Por qué registarse?

Full Confession Control

Actualizar / eliminar o editar tus confesiones.

Notificaciones

Suscríbase para recibir notificaciones por email con las respuestas a tus confesiones.

Publicidad

¿Quieres publicitarte con nosotros? Comienza creando una cuenta.

¿Tienes alguna confesión laboral?

El nombre es opcional o puedes poner un seudónimo si lo deseas.

Obvio que sí

Hace unos meses llegué a la empresa encabezada por el dueño del elefantito y que te conoce también. Soy un joven hace unos meses titulado y es mi primera experiencia al mundo laboral así de verdad. Ya, todo bien, empecé mi trabajo y me asignaron un supervisor que le vamos a poner Roberto. Roberto tiene unos treinta y tantos, pelo negro, barba y un poquito gordito, pero la nada misma y mide como 1.72 aprox.

Bueno, empezamos a tener buenas migas con Roberto, nos empezamos a conocer, a cachar nuestros caracteres y me empezó a dar tareas con más responsabilidad y a veces me dejaba solo, pienso yo que me tenía la confianza de realizar tareas más complejas sin tener que supervisarme tanto. De hecho un amigo de Roberto, que le pondremos Daniel nos dijo una vez: 'que han hecho buenas migas', así como sorprendido. Yo encontraba bacán la dinámica que se estaba dando entre yo y Roberto, pero él siempre ha sido cortés conmigo, respetuoso y nada más, no soy amigo de él ni nada, o sea asuntos de pega nada más.

La cosa, es que hace un mes llegó otro trabajador nuevo, que le pondremos Nicolás. Nicolás es un muchacho mucho menor que yo (tiene como 21-22 no más que eso) y es bastante cabro chico para sus cosas, se le ocurre cada cosa, pero es muy simpático y vivaracho. La cosa, es que desde cuando llegó Nicolás, Roberto está más sonriente, no sé, habla más, como que se le terminó la timidez y ahora conversa más con nosotros en cierto sentido. Pero, con el tiempo, empecé a mirar a Roberto como hombre, primera vez que me pasa así de esa forma, de hecho lo miro de reojo, busco sus ojos, su barba, su presencia.

Cuando me llama para ver alguna cosa, me encanta, de hecho empiezo a sentir su olor, lo cerquita que está de mí, tiene un olor tan varonil que me envuelve por completo. Pero siento que esto es sin futuro ni nada, porque nuestra relación no es más allá de lo cortés y buena onda, pero Roberto está en mis pensamientos siempre, incluso he tenido sueños húmedos con él, me lo imagino en mi cama, abrazados, dandonos besos, tirando y pasándome las medias películas. Todo se desplomó cuando supe que Roberto ya era casado, tenía un hijo y bueno todo consolidado. Fue todo como cueeeeeek.

Pasaron un par de días y un día Nicolás me dijo: sabes, no traje almuerzo, ¿te gustaría acompañarme a almorzar? Ya, le dije que sí, no hay problema. Hasta ahí todo bien. Este chico igual es bien sonriente y habla cada estupidez pero le sale chistoso. Cuando llegó, lo encontraba igual rico, ya que es un muchacho que se nota que no tiene ni una gota de grasa en el cuerpo, es flaquito, tonificado, medio atlético, con cara de niño. Pero lo que te llama la atención es como la forma de ser de él. Ya, almorzamos, conversamos, todo bien. Y resulta que estábamos descansando en un asiento cuando me chocó la cabeza accidentalmente y me dijo: sorry, disculpa lo tonto, y puso su cabeza sobre mi hombro. Para mí fue una sensación súper rica, que me hizo olvidar a Roberto. Después de ese episodio nos empezamos a sentir cercanos, hablábamos, salíamos a almorzar y un día me dijo: quiero hacer una comida especial, no sé, comprar sushi ? Y Nicolás me dijo: anda a mi depa a comer sushi y voy a invitar a unos amigos.

Ya, esto fue un día viernes en la noche, y cuando llegué al depa, estaba Nicolás con los sushi pero no había llegado ningún amigo. Y me dijo: siéntate, vamos a estar los dos solos. Conversamos, comimos y luego nos echamos en el sillón a ver tele. Nicolás apoyó su cabeza sobre la mía, pero ya empezó a tomar mi mano y acariciarmela. Yo no oponía ninguna resistencia, encontraba rica esa sensación de sentir por un momento que alguien le importas, por decirlo de alguna manera. Y bueno, topones, después nos dimos un beso, varios besos, y luego terminamos acostaditos uno al lado del otro desnudos. Quisiera pensar que no fue algo de una noche solamente, y bueno seguimos hablando con Nicolás, más cercanos que nunca, pero no me atrevo todavía a decirle que me gusta...

En fin, ¿me atrevo?



No te reprimas. Completamente anónimo.

Suscríbete a nuestra lista de correo.

Ingresa tu email y te mandaremos las últimas confesiones
Nosotros valoramos tu privacidad, nunca compartiremos tu correo con nadie.