Soy de la confesión #8285 Ni lo uno ni lo otro:
Catalina Paz Arroyo Zúñiga al parecer no te quedó claro mi confesión, creo que ser mujer te limita un poco la empatía así que te voy a explicar un poco más claro:
Apenas llegué a la empresa este tipo me empezó a hostigar gon apodos, burlas insistentes y garabatos sin que yo haya autorizado esto. Entonces dejé que pasara el tiempo sin decirle nada, solo mirarlo para que se diera cuenta, como obviamente no lo hizo entregué una carta detallando la situación con el jefe máximo de la sucursal. 2 días después me llaman para tratar el proble.a y este tipo descaradamente me dice: “Oye xxxxxxxx por qué no me dijiste que te molestaba? Así yo paro poh” a lo que yo le contesto “yo nunca te di confianza para que me tratatas así” a lo que el dice “pero tu no conoces el conducto regular?” ahí yo lo corté y me dirijí al jefe que estaba tratando el problema. Al ver que yo estaba siendo pesado me contuve (gran error) y cedí en aceptar las disculpas de palabra y seguir trabajando, porque obviamente si no iba a quedar como conflictivo y no me convenía eso. Así que las relaciones se enfriaron y pasaron a ser protocolares y muy puntuales.
Mi gran error fue aceptar las disculpas y buscar compensación monetaria para después seguir buscando trabajo. Bueno aquí estoy buscando de nuevo.
Entendiste que la situación era grave? Que no hubiera sido igual si yo fuera mujer? Y que no fué a la primera que lo acusé al jefe? Claramente como dices en esta mierda de país la subcultura laboral tiende a pensar que el jefe es una especie de ser superior al humano promedio, que no hay que contrariarlo, etc. Por eso nadie lo enfrenta.