Reestablecer contraseña

La dirección de correo electrónico está asociada a tu cuenta.

¿Por qué registarse?

Full Confession Control

Actualizar / eliminar o editar tus confesiones.

Notificaciones

Suscríbase para recibir notificaciones por email con las respuestas a tus confesiones.

Publicidad

¿Quieres publicitarte con nosotros? Comienza creando una cuenta.

¿Tienes alguna confesión laboral?

El nombre es opcional o puedes poner un seudónimo si lo deseas.

Soy diferente

En lo laboral, estoy pasando por un momento difícil, y siento la necesidad de compartirlo para ordenar mis ideas.

Actualmente tengo 30 años, soy ingeniera industrial y durante nueve años tuve un trabajo estable, por proyectos. Un día esos proyectos terminaron y me ofrecieron un puesto en otra área, pero en el extremo opuesto del país. No me acomodaba ese cambio, así que negocié mi salida.

Ahí sentí algo parecido a un quiebre, o quizás una especie de despertar.

Fui mamá muy joven, a los 15 años. La relación con el padre de mi hijo fue un fracaso, era una persona violenta y solo me di cuenta realmente cuando comenzó a golpearme estando embarazada de siete meses. Cuando todo terminó, él simplemente desapareció.

Vengo de una familia con buena situación económica. A los 22 años, mis padres me regalaron una casa al lado de la de ellos. Con mi trabajo la amoblé por completo. Mantenía a mi hijo y llevaba una vida estable; sin grandes lujos, pero sin carencias.

Mientras trabajaba, alguien cuidaba a mi hijo después del colegio, y mi mamá —mi vecina— siempre estaba pendiente. Ella es una persona muy jodida, mañosa, de esas que dicen cosas desagradables. Nunca me había afectado demasiado, simplemente no la pescaba.

Tengo una hermana y, según mi mamá, yo siempre fui la oveja negra: fui mamá joven y estudié una carrera “de hombres”. Nunca entendió lo que hago, no le ve importancia, y en cambio alaba a mi hermana, que es TENS, como si fuera una heroína.

Cuando dejé mi trabajo tenía ahorros, pero se fueron rápido porque fui diagnosticada con cáncer cervicouterino. Aunque el GES cubría el tratamiento, tuve que seguir viviendo, y sin empleo los ahorros se agotaron. Mi papá me ayudó económicamente, pero mi mamá empezó a criticar todo: me decía que dejara de pedirle ayuda, que no podía darme “lujos” como tomar una bebida o ver televisión después de las 22:00 porque eso “gastaba luz”.

En ese tiempo me sentía muy débil, física y emocionalmente... Con el tiempo me recuperé y encontré un nuevo trabajo. Todo parecía mejorar, pero ahora me está costando adaptarme.

Desde chica he sido distinta. Nunca tuve amigos ni sentí la necesidad de tenerlos. Puedo socializar, soy amable, e incluso la gente confía en mí y me cuenta sus cosas, pero no me nace conectar más allá de eso. Pero puedo socializar muy bien, es más durante la educación media los 4 años me eligieron la mejor compañera, como dije no tenía amigos no interesaba pero podía conversar con todos y todos me contaban sus problemas...

No me gusta el contacto físico, me incomoda que me abracen o me saluden de beso, y eso ya me ha traído problemas en este trabajo.

También me cuesta el ambiente: siento que mis compañeros dan muchas vueltas para hacer tareas simples, pierden tiempo en el celular, conversan y comen, y luego se quejan de que no alcanzan a terminar nada. Yo no entiendo esa dinámica.

Mi cara tampoco ayuda: aparento menos edad y tengo una expresión muy seria, aunque no esté molesta. Mi jefe incluso me ha preguntado si estoy bien, y no sabe que simplemente mi rostro es así.

A veces sorprendo a mis colegas, como cuando logré convencer a otras áreas de entregar informes que se negaban a hacer. Ellos llevaban tiempo intentándolo y yo lo conseguí sin saber el contexto, solo conversando con las personas. No sé si es mi forma de hablar o mi manera directa, pero funcionó.

Aun así, me siento fuera de lugar. No me gusta conversar mientras almuerzo, uso audífonos para concentrarme porque el ruido me agobia, y no entiendo bien el sarcasmo ni los dobles sentidos. Todo eso hace que me vean como un “bicho raro”.

Incluso algunos me han dicho que parezco autista y la verdad... no sé. No sé si lo que me pasa tiene que ver con todo lo que he vivido, o si realmente hay algo distinto en mí. Solo sé que, por primera vez, me siento muy cuestionada, y no sé cómo manejarlo.



No te reprimas. Completamente anónimo.

Suscríbete a nuestra lista de correo.

Ingresa tu email y te mandaremos las últimas confesiones
Nosotros valoramos tu privacidad, nunca compartiremos tu correo con nadie.