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Invisible touch

Todo el mundo siente cosas, pero no siempre en el lugar correcto, y he aquí lo más bizarro que me ha pasado en una micro.

Resignado y entregado a la realidad iba rumbo a la oficina al otro lado de la ciudad, en una maderera.

La 'Chancha' (mi camioneta) estaba hecha bolsa en un taller gracias a mi sobrino que la chocó mientras yo estaba de luna de miel en la Patagonia, así que en micro a la pega y con la cara llena de risa.

Hora de subir a la micro, un poco atrasado, y alcanzo un asiento al lado de un hombre que por lo gordo ocupaba asiento y medio, así que obligado a quedar con medio culo afuera. Luego sube la horda universitaria: empujones, golpes y roces van y vienen. La micro comienza a andar y todos se acomodan de alguna manera, todo se aquieta en la marcha y quedo convertido en un sandwich entre el gordo sentado a mi lado y una estudiante montada sobre mi hombro derecho, sin posibilidad alguna de zafar.

Me armé de paciencia, me puse a leer unos mensajes y repasar unos números, pero tener a la estudiante montada en el hombro derecho me tenía inquieto, más aún pensando en el tema de los acosos y toqueteos en la locomoción colectiva, aparte que ya había visto algunas cosas un tanto incómodas de ver.

En vano traté de zafarme de la estudiante varias veces, pero el gordo disimuladamente empujaba porque estaba incómodo y la horda la empujaba a ella contra mí. Y aquí es donde la burra se pone a mear: miro hacia arriba, hacia la estudiante y estaba roja como tomate, algo le estaba pasando, se mordía el puño, se tapaba la boca, respiraba profundo. Me empecé a preocupar y a pasar miles de rollos: pensaba que iba a tener una convulsión, un ataque o algo parecido, quizás estaba tanto o más incómoda que yo. Llegue a pensar que había recibido una mala noticia, algo así como un familiar enfermo grave o uno muerto. En una de esas el pololo de años la había pateado, o tal vez estaba a punto de perder el semestre, pero cuando entrecerró los ojos, apretó delicadamente sus piernas y mi camisa se humedeció levemente, entonces lo vi todo claro: estaba teniendo un orgasmo sobre mi hombro.



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