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Un poquito

Hubo una época de mi escabrosa existencia en la que decidimos (con mi mujer y mi hijo) irnos a vivir al sur, todo esto con el fin de alejarnos de “Santiasko” y sus males. Fue así como llegamos a arrendar una casa en la hermosa Región de los Ríos.

Fue oportunamente, y tras varios intentos fallidos debido a la escasez laboral de la comuna, que logré conseguir trabajo part-time de Barman (rubro para mi inexplorado hasta ese momento) en un Pub de mediana-alta reputación en la zona.

Me adapté con facilidad gracias a mi proactividad y buena onda. Al culmine de cada jornada, a eso de las 04:00 AM aprox, nuestro jefe, muy cordialmente, nos invitaba a servirnos unos tragos por cuenta de la casa, todo esto con la excusa de bajar el stress y amenizar el ambiente laboral.

De esta forma, y casi involuntariamente, comencé a hacerme de buenas migas con la gente del lugar, las cuales eran en su mayoría chicas.
Pasado los meses y gracias a las características de las dependencias y motivación del personal, nuestro Dj, luego de cerrar las cortinas, abría su tornamesa para satisfacer la sed de jolgorio y baile de los empleados, extendiéndose la fiesta “VIP” incluso hasta las 7 de la mañana

El caso es que entre after y after, noté que una de mis compañeras (XL) comenzó a agudizar su “seudojoteo” hacia mi persona. Sinceramente, no fue muy incómodo para mí, ya que ella también tenía familia, por lo que yo asumí (errónea e ingenuamente) que su accionar era un gesto de “hueveo” en la buena onda, más aún siendo que ella era bastante menor que yo.

Fue en una ocasión especifica por el cumpleaños de “XL” que comenzaron a hacer unos jueguitos infantiles para mí: botellita, sacar la gomita, penitencias, etc. Todos fomentaban que participáramos ya que lo que pasaba en la pega se quedaba en la pega. Lamentablemente, y para no ser “aguafiestas”, no me excluí de la actividad. Graso error.

Cuento corto, en una penitencia me tocó darle un piquito a (XL). Se lo di, les juro, solo un “inocente” e infantil piquito.

Mi tragedia comienza cuando esta mina (XL) me dice que le llegó un mensaje a su teléfono, de un desconocido, advirtiéndole y amenazándole que contará (esta semana) su “relación” con el Barman a su pareja, de lo contrario, él/ella se encargaría en hacérselo saber a pesar de la pena de los afectados, entre ellos, los niños.

Sé que fue mi error, pero les juro que jamás engañaría a mi mujer y mucho menos con una compañera de trabajo, más hoy, no sé qué hacer.

¿Qué harían ustedes en este caso?



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