Quejumbrosos

He leído muchas confesiones en la cual se quejan de todo.
Es verdad, la vida no es fácil, nos cuesta a todos lograr muchas cosas y contando mi pequeña historia no deseo ser ejemplo de nadie, solo es una más.

Con mucho esfuerzo me gané el subsidio, durante mucho tiempo esperé a que se diera y cuando por fin fue, ninguna casa me alcanzaba y nunca alcanzaría a pagar la diferencia de 18 millones que faltaba para poder optar por una, ganaba el sueldo mínimo, trabajaba solo los fines de semana para poder estar con mi hija. Cuento corto, me cansé de buscar en Santiago y comencé en regiones. Encontré la casa perfecta y que además me alcanzaba con el subsidio. Tuve que renunciar porque no existian traslados a donde me mudaba, tome todas nuestras cosas y a empezar de cero. Como no tenía quien me viera a mi hija, y me preocupaba porque no conocia a nadie ni nada, decidí ser vendedora ambulante. Para mi, fue la mejor opción y la que me tiene mas contenta. Me levanto junto a ella y nos dirijimos al colegio, ella a estudiar y yo a vender calzones rotos cerca de su colegio, no gano millones, pero soy inmensamente feliz, compartimos los fines de semana, estudiamos en las tardes mientras frio y nos acostamos temprano.

Estoy ahorrando para poder formar mi propio negocio en casa. Insisto nada es facil y hay veces en que el camino es largo. Vamos que se puede, hay que atreverse.