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El regalo prometido

Espero que esta confesión la lea la persona a la que le hice el regalito, trabajaba en una empresa de seguridad, esas donde el cliente paga como 3 o hasta 4 veces lo que el guardia percibe como su sueldo, trabajaba en la oficina, tenía turnos de día y de noche.

La cosa es que el jefecito era muy poco considerado con los guardias, solo le interesaba que la empresa ganara plata, los obligaban de manera indirecta a hacer turnos mas largos y no le importaba la integridad de los guardias, o sus asuntos personales, este tipo, era pinochetista y tenía una taza con la cara de Pinochet en su oficina, en uno de los turnos de noche, le saque los lápices y le meé toda la taza, le vacié el pichi y la deje secar, obvio que no la lavé, para que mi acto fuera considerable a nivel bacterial, le metí de nuevo los lápices y nunca nadie lo supo hasta ahora. No saben lo rico que fue mear en la cara de ese viejo decrépito, aunque fuera solo una foto.

Saludos a todos los que trabajaron en esta empresa de seguridad terminada en plop



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