No pude

Hoy, un depravado me hizo algo aberrante que es difícil de describir. Un compañero de trabajo estaba cerca, así que le pedí ayuda para atraparlo. Intenté hacerlo yo misma, pero debido a mi cojera, no pude. También pedí ayuda a algunos chicos que pasaban por allí, pero me ignoraron. Mi compañero lo acorraló con su auto, pero no se animó a sujetarlo y el depravado logró escapar.

En mi trabajo, somos más de 200 choferes, y aunque no nos conocemos a todos, al menos nos distinguimos entre nosotros. No entiendo por qué mi compañero actuó desconfiado y no lo sujetó. No sé su nombre y él tampoco sabe el mío, pero si me hubiera dicho que necesitaba ayuda, le habría gritado al depravado para que se detuviera o lo habría sujetado para ver qué le había hecho a mi compañera.

Luego llegó otro compañero y me dio vergüenza contar lo que había sucedido, pero lo hice. Sin embargo, lo vio como si no fuera algo grave, y lo mismo pasó con las personas de la cuadra.

Situaciones similares me ocurrieron cuando tenía 5 y 13 años, y no pude defenderme, gritar o pedir ayuda. Ahora, a mis 30 y tantos años, reaccioné. Rompí la mochila del depravado, pedí ayuda y grité. Quería golpearlo y atraparlo, pero me sentí impotente cuando escapó. Me sentí como un animalito indefenso que estaba preguntando quién le había hecho daño, y nadie quiso escuchar.

Estoy muy afectada por todo lo que ha sucedido. Siempre he sido una buena compañera de trabajo, leal, colaboradora, amable, amigable, feliz de trabajar donde estoy y pensé que era apreciada por los demás. Sin embargo, ahora tengo una nube negra sobre mi cabeza y prefiero cambiar de trabajo para sentirme segura y protegida.