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La gente perfecta

Hace algunos años, trabajé en una empresa de publicidad como encargada de recursos humanos. Recuerdo que en una de las reuniones semanales de equipo, uno de mis compañeros de trabajo, Juan, decidió hacer una confesión laboral que dejó a todos sorprendidos.

Juan, quien era un chico bastante reservado, nos contó que se había enamorado de una chica en la oficina y que estaba completamente obnubilado por ella. Según Juan, esta chica era simplemente perfecta. Hablaba varios idiomas, era una excelente guitarrista y tocaba en una banda local, además de ser muy hermosa y tener un gran sentido del humor.

La mayoría de las mujeres presentes en la reunión no podían evitar sentirse un poco molestas ante la idea de una mujer tan 'perfecta'. Muchas de ellas cuestionaban si ella realmente podía ser tan maravillosa, y sugerían que quizás Juan estaba exagerando o simplemente la veía a través de lentes de color rosa.

Sin embargo, a medida que Juan seguía hablando de su enamoramiento, todos empezamos a darnos cuenta de que no era solo una atracción superficial. Él hablaba con tanta pasión y admiración sobre esta chica que era imposible no sentir que era algo verdaderamente especial.

Y entonces, después de que Juan terminara su confesión, una de mis colegas, Alicia, decidió contar su propia historia de enamoramiento. Resulta que ella había pasado por algo muy similar con un chico de la oficina, y se había sentido igualmente deslumbrada por él. También había sido criticada por otras mujeres que le decían que estaba idealizando a este hombre, que tenía sus propios defectos y limitaciones.

Pero para Alicia, eso no importaba. Ella estaba enamorada de este hombre, y todos sus defectos y limitaciones no hacían más que humanizarlo y hacerlo aún más atractivo a sus ojos.

Fue en ese momento cuando todos nos dimos cuenta de que, efectivamente, el amor nos vuelve ciegos. Puede que algunas de las cosas que vemos como 'perfectas' en nuestro enamorado no sean realmente objetivamente perfectas, pero eso no significa que no sean perfectas para nosotros. Al final, el amor es una experiencia subjetiva y personal, y cada uno de nosotros tiene el derecho de idealizar a nuestra pareja y verla como la persona más increíble del mundo.



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