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Amores de hospital

Hace algún tiempo llegué a trabajar como enfermera al hospital del angelito. Era una experiencia enriquecedora, hasta que los jotes de cirugía comenzaron hacer su rondas de forma insistente.

Para que voy a mentir habían unos muy atractivos, además de llevar el delantal blanco y otros que parecían cualquier cosa en sus días libres. Dos de ellos eran muy amigos, uno casado y el otro soltero y agrandado, pero compartían gustos en común. Cuando le tocaban turnos al soltero se hacía el lindo, cuando saludaba los besos eran todos cunetiados y te pegaba su agarroncito en el queque, era realmente hostigoso.

Recuerdo que siempre me pedía para que trabajara con él y yo no quería porque siempre me proponía que a la salida de la pega tuviéramos nuestro touch and go. Su actuar era muy entusiasta hacia mi persona y no faltaron los comentarios de pasillo que yo me estaba comiendo al tipo ese, las colegas son tan envidiosas y ven pajaritos donde no hay. Día por medio le tocaba a su amigo el casado, él era un amor siempre me orientaba y daba unos consejos de esos que llegan al alma, nos llevábamos muy bien éramos como dos hermanos, igual siempre me preguntaba como se portaba conmigo su amigo que el mismo denominaba 'Turko', de todas formas lo encontraba patético que actuara en el servicio como don Juan.

A todo esto el ambiente comenzó a cambiar en el servicio donde trabajábamos, mi jefa salió de vacaciones y para variar dejó a una chupa Zorra que se juraba Donald Trump. Me quitaron funciones porque para ella yo coqueteaba con todos los residentes y estos a ellas no les daban ni el mayor interés, situación que no era así por el contrario, cada vez que llegaban los nuevos residentes yo los orientaba en sus rondas por el servicio, porque eran 3 semanas intensas y siempre habían cambios en el alumnado y ellos llegaban recomendados que una era agradable y tenía disposición para guiarlos en funciones o labores que se realizaban allí, en cambio mis colegas eran unas yeguas pesadas hablando de millones y mansiones enfermas al fin y al cabo.

El casado un día pidió trabajan conmigo y que no estaba ni ahí con las normas impuestas por la 'jefa subrrogante'. Como el tenía mayor poder no se lo pudieron negar, era mi paño de lágrimas siempre me abrazaba y me daba ánimo para poder sobrellevar la jornada laboral. Hasta que llegó la semana cerca del día de San Valentín y me dice: quiero hablar una cosita contigo, pero no quiero que me interrumpas, bueno yo atenta lo escuché y continúo me estoy enamorando de tí eres muy dulce, me he preguntado muchas veces que cresta hago casado si apareciste tú más tarde, a mí me dio mucha vergüenza y le dije no te preocupes a veces no podemos controlar nuestros sentimientos y en ese momento me abrazó lo recuerdo como si fuera ayer con su traje verde de cirujano y nos dimos un beso de esos de cuentos de hadas. Nos prometimos que sería una relación secreta sin que supiera su mujer que esos días estaba con licencia y su amigo el picaflor.

El 14 de febrero consumamos nuestro amor, aunque para mí era difícil verlo con otros ojos, para mí era mi mejor amigo, aventurero y fiel. Su amigo siguió molestando y yo nada porque tuvo mucha culpa del cambio de actuar que tuvieron mis colegas. Actualmente todavía mantenemos esta relación secreta con el príncipe casado, yo estoy trabajando en otro servicio del mismo hospital, porque el ambiente del servicio ese, es más bélico que religioso y a través de este medio quiero decirle a todas las yeguas apáticas que estaban muy perdidas, me involucré con la persona que nunca imaginaron.

Lo pasé genial, chancho y lo sigo haciendo... y como dice el flaite terribleee de pavarotti las weonas jajajaja XD.



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