Crisis vocacional
Nací y crecí en una familia de intelectuales. Mi madre es una feminista acérrima y mi padre un hombre con tendencias marxistas.
La idea de aportar un grano de arena a la sociedad excita a mis padres, y por lo mismo, han inculcado eso a sus hijos.
Mis hermanos son los ojos de mis padres; uno es un asistente social que trabaja en zonas vulnerables y el otro es un pediatra que trabaja para salud pública y es miembro de la cruz roja.
Yo, el conchito, actualmente estoy estudiando derecho, a mi madre le brillan los ojos cada vez que les dice a sus amigos que yo voy a defender al pobre, al desamparado, al vulnerado ante la ley, pero yo no quiero hacer eso. Es más, ni siquiera sé porque entré a esta carrera.
Bueno pues, resulta que yo toda mi vida fui una fashion lover. AMO el mundo de la moda. El mismo que mis padres catalogan de frío y superficial. Mi padre dice que le agrada ver cuando la gente sale de su casa en pijama, que al no preocuparse del exterior casi obligatoriamente son seres que están cultivando la mente. Mi madre dice que quienes compran ropa de marca son personas que promueven el capitalismo, machismo, ergo seres despreciables. Ambos comparan los desfiles de moda con una barbie plástica y estúpida.
El gran problema es que secretamente abrí una tienda online de modas con mis diseños (le pago a alguien para que los confeccione) y además mi mejor amigo vende físicamente la ropa en la tienda de su padre (sí, sirven los contactos jaja). Me ha ido bastante bien. Creo que esto es lo mío, pero aún soy joven y vivo a expensas de mis padres, si les cuento temo que me odien.
Yo no quiero ser una simple abogada, quiero explotar la creatividad que hay en mi mente -tal como lo he hecho hasta ahora-, pero temo defraudar a mis padres con mi elección de vida. Entonces, es tener esta vida secreta y ser feliz, pero a la vez tener miedo por un posible descubrimiento o contar todo y vivir bajo presión.