Se fue
Un día de sol, pero el más helado y desolador de mi vida. No hubo despedidas de hecho no nos veíamos poco más de un año y eso fue lo más duro y difícil.
Cuando me aleje sabía que me tocaría vivir con ese dolor, Pero cuesta comprenderlo.
La persona que lo cuidaba fue la que más daño mi vida, mi cansancio mental había llegado a su tope y desidi a pesar del dolor no visitarlo más.
Teníamos una conexión muy linda, conversábamos de la vida, el me esperaba con mucho entusiasmo y me recibía con un amor que hacía que me olvidará del mundo y solo quisiera estar a su lado.
El ya no sabía si yo era su prima, su sobrina. Lo cierto es que yo era su nieta pero para mí el era mi padre.