Hace un tiempo mandé mi confesión donde contaba de mi jefe depravado.
Mencioné que también tenía otras confesiones que contar y aquí va:
En este local de pollos había cierta rivalidad entre cocineros y garzones, algunos nos llevábamos bastante mal así que siempre uno de los dos bandos se encargaba de hinchar las weas del otro.
Al mundo de la cocina nos la hicieron varias veces, con comandas mal lanzadas, productos repetidos, etc.
Para no entrar en tanto detalle...
Recuerdo un día de venganza donde sutilmente calentamos la orilla de un plato hasta dejarlo intocable, queríamos vengarnos de un Garzón machista y saco wea que nos dio a toda la cocina un jugo de arándanos con mezcla de vinagre.
Plato listo, Garzón llamado; el fue a buscar el plato y al momento de agarrarlo (por inercia lo jalan) se quemó y el plato estalló en el suelo, por aweonao.
A el le pusieron sanda penca por weón (lo hicimos valer como sobrecalentamiento del plato bajo el mantenedor de calor).
Y nosotros quedamos riéndonos con nuestra sutil venganza.