Reestablecer contraseña

La dirección de correo electrónico está asociada a tu cuenta.

¿Por qué registarse?

Full Confession Control

Actualizar / eliminar o editar tus confesiones.

Notificaciones

Suscríbase para recibir notificaciones por email con las respuestas a tus confesiones.

Publicidad

¿Quieres publicitarte con nosotros? Comienza creando una cuenta.

¿Tienes alguna confesión laboral?

El nombre es opcional o puedes poner un seudónimo si lo deseas.

Las cosas no resultan

Soy profesional de los idiomas y al ser una carrera muy poco valorada estuve cesante aproximadamente 4 años; solo hacia algunos trabajos a honorarios y me movía con otras pegas para subsistir; no le tengo asco a la pega; hasta fui personal de aseo e hice mi pega con mucha dedicación.

Como siempre me fue bien en el colegio en matemáticas, me fue excelente en la PSU de ese tiempo pero me metí a estudiar idiomas en una U estatal y no necesitaba ese puntaje... en mi cesantía y ganas de crecer, me puse a pensar en qué me gustaba para poder estudiar algo más y poder tener más estabilidad laboral así que me metí a estudiar una ingeniería compleja.

Me fue excelente y he podido sacar un postgrado porque recordé que me gusta muchísimo hablar con la gente y vender cualquier cosa y con dicha ingeniería y el postgrado comencé a dedicarme a las ventas técnicas. He sido muy exitosa, escalé en mi carrera laboral y hoy en día soy Gerente de Ventas a nivel regional de una multinacional: viajo al menos 4 veces en el año, hoteles lujosos, autos a la puerta, lobby con gente importante, etc.

Estoy casada, tengo 34, no tenemos hijos y no queremos tenerlos. Tenemos una cabaña en la Patagonia y hoy en día a veces la arrendamos a conocidos pero mayormente la ocupamos como lugar de escape de la ciudad.

Mi esposo quedó sin trabajo y es la oportunidad perfecta de irnos por harto rato a nuestra cabaña, por lo que mi confesión laboral es esta: me aburrí del sistema y no me avergüenzo de decirlo: no soy feliz en mi día a día.

Por qué no me avergüenzo? Porque muchos me han tildado de loca al mencionarles la idea de irme a mi terreno teniendo un estupendo trabajo y con puesto de gerente.

Si debo confesar que agradezco la vida que tengo a diferencia de tanta gente esforzada igual que yo en este país, que se saca la remierda todos los días por un sueldo precario con el que hacen malabares para pagar sus cuentas y comer de forma digna; agradecida también porque puedo cuidar de mis papás cuya jubilación es una miseria por supuesto, hago harta labor social y dono un alto porcentaje de mi sueldo a gente que sé que está con problemas y trato de buscar todos los meses alguna historia que necesite ayuda monetaria.

Lo pensamos bien junto a mi esposo y no queremos seguir viviendo de la forma en que normalízamos que la vida debe ser en Santiago. Quiero tener tiempo para tener una huerta, mis plantas y quizás una mascota; incluso he pensado que mi ritmo de vida es la que me lleva a creer que no quiero ser madre; la ropa apretada, tacones impecables, pelo bien tenido y gimnasio: nada de esto me hace feliz; solo lo hago porque mientras decida mantener el trabajo que tengo, tengo que dar el aspecto de tener una vida acorde al cargo, cuando yo de verdad sería feliz metida en el barro, con pelo de colores, dreadlocks, aros y tatuajes.

La vida de acá me ha llenado los bolsillos de plata pero no soy feliz.

Como me gusta la venta y hablar con la gente me di cuenta que algo que me apasiona son las terapias complementarias. Mis amigas siempre me tiran flores en el sentido de que normalmente organizo almuerzos para amigos y sus parejas, salidas, paseos y casi siempre “ánimo” los ambientes, como poniendo temas de debate, conversación amena, etc. Además, mis amistades e incluso gente no tan cercana me busca para pedirme consejos o solo la oreja así que confirma la idea que tengo de mi misma de ser una persona muy empática y caigo bien.

Por lo tanto quiero ser consteladora familiar y dedicarme a eso; pescar mis cosas e irme a vivir al sur con mi marido arriesgando todo no más. Conozco del tema y este año quiero estudiarlo para formalizar y comenzar a hacer terapia; amo hacerle bien a la gente y ayudarla con sus problemas (de hecho mi esposo me reta por andar solucionándole la vida a la gente jeje ).

Siento que cuando uno ama lo que hace siempre será exitoso pero aunque haré este salto, me da un poco de miedo pensar en que las cosas no resulten cómo pensaba, además de que dejaré de percibir ese sueldo que me permite ayudar muchísimo a las personas de mi alrededor.

Qué opinan? Alguien haría algo así o de verdad estoy volviéndome loca y no es normal un cambio tan drástico?

Gracias por darse el tiempo de leerme.



No te reprimas. Completamente anónimo.

Suscríbete a nuestra lista de correo.

Ingresa tu email y te mandaremos las últimas confesiones
Nosotros valoramos tu privacidad, nunca compartiremos tu correo con nadie.