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Trabajé a partir de los 15 años debido a la escasa economía de mi familia. Estudiaba y trabajaba en la tarde, siempre con el anhelo de mejorar mi calidad de vida y la de mi familia. Con lo poco que ganaba compraba mis útiles y ayudaba en parte en mi casa, donde todo era escaso y lleno de sacrificio. Sin embargo siempre me dije que iba a ser exitoso, aún cuando solo tenía 4 to medio.

Ingresé a la armada de Chile y me tuve que retirar por problemas personales, se me vino el mundo abajo, todos mis sueños estaban derrumbados, pase 1 semana en mi pieza luego de abandonar y volver a mi casa, sintiéndome derrotado.

Sin embargo un día me armé de fuerza y fui en búsqueda de esa oportunidad y sueño que tenía de ser exitoso. Encontré trabajo ese mismo día en una empresa de cobranza, donde al llegar solo dije que venía a ser el mejor, el Nro 1. Al segundo mes ya lo había logrado, por sobre 15 compañeros con mas experiencia y conocimientos que yo, pero yo sabía que tenía lo que nadie más poseia que eran las ganas y él hambre de triunfo.

Al pasar 6 meses me llaman de la competencia para ser jefe de un grupo de 15 personas. Lo tomo sin dudar y con el anhelo de seguir creciendo. Me va bien logró lis mejores resultados y me transformo en la 'estrella' de la compañía. Sin embargo me gano la 'fama' y empecé a dejar en segunda prioridad mi trabajo y eso trajo consigo que tuviese problemas con mi jefe y también en mi casa con mi esposa. Así pasaron 4 años marcando el paso, cumpliendo pero sin sobresalir.

Hasta que llegó lo inesperado me ofrecen dar una charla en Ecuador, donde luego de terminar el dueño de la empresa me pide que lo asesore por 6 meses, pasan esos 6 meses y me pide que me quede trabajando con él y así ya vamos casi 3 años de estar lejos de los míos pero con una gran satisfacción por lo logrado y con un muy buen sueldo.

Nunca hay que renunciar a los sueños, estos siempre llegan cuando hay persistencia y perseverancia en este anhelo.



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