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Hola, permiso voy desahogarme, puede que no sea la única que se siente así...

Hoy fue mi último día de trabajo, y siento que he trabajado como hormiguita y que el crédito se llevan otros.
En el trabajo soy una suerte de bombero, me contratan para salvar lo que ya se ha ido por la borda. Me encanta mi trabajo, en realidad me encanta trabajar, en esta tarea doy todo de mí: creatividad, compromiso y tiempo.

Este esfuerzo es realmente reconocido por mis jefes directos, quienes siempre han sido amables y me han apoyado con cada emprendimiento, el problema es que 'a la hora de los quiubos' no pasa nada, los créditos a la creatividad son para otros, para los que hablan más fuerte, los visibles... a ellos los publican con mis ideas, a ellos le agradecen...

Mi trabajo implica exposición, sin embargo mi forma de ser no me permite mostrarme y “venderme” con decir que mi voz es tan suave que no se escucha en la amplificación... Entonces a la hora de firmar contratos estables son otros los que se los adjudican.

Puede que yo sepa los tecnicismos, que maneje la teoría y todo lo académico, pero no cuento con las “habilidades sociales” que me hagan “merecedor del cargo”. Estas habilidades sociales tienen más que ver con la imagen (parezco niña) y lo “simpática” o “risueña” que con otra cosa.

Entonces cuando postulo a algo y aparece alguien con pinta de ministr@ claramente a quien dejan no es a mí.
En fin, me duele que me digan cuanto me valoran y que permitan que los galardones sean para otros. Me duele que prescindan de mis servicios cuando el incendio fue apagado.



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