La semana pasada, en el metro, un señor mayor venía cargado de bolsas y le di mi lugar. Un grupo de minas le empezaron a insultar 'por lo bajo' ya que 'los hombres deberían ir de pie', que 'qué asco de sociedad machista que hace que una mujer ceda el asiento' y más cosas. El hombre, avergonzado, me rogó que volviera a mi asiento. Nunca me había sentido tan mal.