Sin visa de trabajo
El año pasado, me ofrecieron un cargo en Holanda. Había salido de una relación de varios años en la que no era feliz y me decidí a partir. Yo no estudié algo relacionado con lo que iba a hacer, pero tenía experiencia en eso y me dieron un contrato muy bueno.
Estando allá, abrí Tinder y conocí al amor de mi vida. Además de ser una mujer increíblemente linda, era muy inteligente y noble. Fue un amor fulminante.
Un día me llamaron de la empresa diciendo que habían rechazado mi solicitud de permiso de trabajo por falta de estudios asociados y cancelaron mi contrato. Me vi en Europa, sin ahorros y sin conocer casi a nadie.
Ella me llevó a vivir en su casa. Conocí a su familia y nos llevamos muy bien. Logré generar dinero trabajando a la mala y estaba intensamente feliz a su lado. A veces, incluso, disfrutaba mirándola dormir.
Cuando llegó la policía a entregarme una orden de expulsión por visa de turista vencida, me ofreció matrimonio. No queríamos separarnos por nada del mundo y acepté. Ella quería tener hijos y yo tenía una vasectomia. Un día me pidió que revirtiera mi cirugía. Cuando esto pasó, entré en pánico. Tuve una infancia tremendamente dura y no quiero hijos en mi vida. No solo porque no me gustan los niños, sino porque, muchas veces, las personas repetimos la historia, y yo no quería que eso pasara.
La dejé diciéndole “no quiero que termines odiándome por no cumplir tu sueño de ser madre ni terminar odiándote si revierto mi operación y me veo siendo padre” y me vine a Chile
Hoy tengo el corazón hecho pedazos. Aún me despierto en las noches buscándola a mi lado. Encontré una carta suya entre mis cosas y odié el momento en que su aroma ya no estaba en el sobre.
Estoy en terapia porque sé que debo hacerlo. Hago mil cosas para mantenerme ocupado, pero siento que la vida no tiene nada más que ofrecerme. Ya vi los lugares que quería ver. Tuve todo lo que quise tener y perdí al amor más significativo que he sentido en mi vida.