Tengo una confesión laboral navideña que contarles:
Todos los años en mi empresa se juega al amigo secreto. Como soy una de las secretarías más ordenadas ajaja llevo años siendo la designada para hacer los papelitos y quien también lo reparte entre todos los colegas.
Siempre el día 24 en la mañana hacemos un desayuno para entregar los regalos, y todos abriendo sus presentes, la mayoría conforme, otros no tantos, otros con regalos vergonzosos, en fin, no faltaban los calcetines, las cajas con chocolates, los llaveros y los accesorios de escritorio, llegaba de todo, pero siempre a mi me llegaban excelentes regalos (perfumes, carteras, billeteras, cosméticos de marca, pulseras, aros, relojes, entre otros) y todos mis colegas me echaban la talla, hasta que empezaron a especular de un posible 'enamorado'...
... Lo que no sabían, es que yo siempre escondía mi nombre y me compraba yo misma un regalo