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Nunca es gracia

Trabajé en una universidad. A las afuera, siempre había gente vendiendo. Un día, llegó a la U un profe 50+ con dos trozos de queque que le había comprado a un chico. Dijo que era su colación para la mañana.

Nos pusimos a conversar, eramos un grupo, y la conversa estaba buena, así que duró un buen rato y mientras tanto este profe se comió queque y medio. Entre tallas le dijimos que era un hambriento, y seguimos metiendole conversa. De repente, este profe se empezó a acalorar, dijo que se sentía mal, se agarró el pecho y se desmayó. Quedó la cagá ahí. Volaron con él a urgencia. Le dio una arritmia de esas que dejan hospitalizados. Al médico que lo recibió le contaron todo lo que pasó y preguntó altiro qué onda con el queque. Y como justo el profe le quedó un trocito y lo andaba trayendo lo vio. Y adivinen. Eran queques mágico. El profe se intoxicó con la hierbita esa y tenía antecedentes cardíacos. El weta que lo vendió nunca le dijo lo que tenía, y seguramente supo lo que pasó porque desapareció. Menos mal que después del manso susto el profe se recuperó.

Les dejo esta historia, en especial para aquellos que les causa gracia drogar a alguien sin que esté al tanto de lo que está comiendo.



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