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Cara de asco

Hace un par de años estuve en Santiago, trabajando y arrendando junto a una amiga. Tuve suerte de encontrar pega en un instituto de idioma y talleres orientales. Tenía «buen sueldo», y un horario cómodo. Lo malo, lo realmente malo fue la directora del instituto: una señora prepotente, una persona que no acepta opiniones distintas a la de ella, arrogante y creída.

Esa persona tenía problemas con los profesores, con asistentes, con alumnos y apoderados, incluso con los que eran realmente dueños del instituto. La única razón por la que no la echaban fue por lástima y por los años que lleva ahí. Pero literalmente hicieron una reunión de todos los profesores y secretarias con los dueños del instituto para ver podían hacer algo porque ya la situación era insostenible con esa mujer. Que además, supongo que por la edad, era de decir x cosa, y al rato lo olvidaba y culpaba a todos.

A esa mujer yo no le agradaba porque mi forma de ser era distinta. Yo ayudaba a todo el que me lo pidiera, nunca puse un pero... hasta que en una ocasión tuve que hacerlo porque estaba demasiado colapsada. Entre que una de las secretarias me pedía x cosa, la directora me pedía otra y de favor la señora del aseo me pidió otra cosa más. Todo eso en un lapso menor al de una hora (cabe resaltar que lo de la directora incluía salir del instituto). Como el ambiente ya estaba caliente y todos estaban enojados, solo faltaba una cosa para hacerles estallar.

Cuando regresé de hacer lo que la directora me pidió, me encontré a todos molestos conmigo porque yo, según ellos, me había tardado para no ayudarles en nada (cuando, repito, siempre estaba dispuesta a hacer cosas que ni me correspondían). Estaban tan acostumbrados a que les dijera que sí a todo, sin peros y siempre sonriendo (porque realmente quería la pega, NECESITABA trabajar) que no soportaron que yo en una ocasión, una sola de los cuatro meses que me tuvieron así, me cansara y retrasara un par de minutos: me hicieron tremendo escándalo por eso. Me dijeron que yo no tenía disposición para ayudar, que era una floja, que me estuvieron esperando, que x.

Una de las secretarias me tenía mala desde que llegué porque yo era amiga de una de ellas y le molestaba que me llevara mejor, eso lo dejaba en claro cada vez que yo saludaba o pasaba por la oficina y me hacía comentarios como que si iba a quedarme a hablar con x persona, o que podía hacer vida social afuera del instituto (cuando, recalco, solo pasaba a saludar o me pedían hacer alguna cosa y DEBÍA aparecer por la oficina de las secretarias). Y eso fue algo que todos sabían.

Pero bien, con lo sucedido en ese día en que me retrasé (creo que diez minutos), ella aprovechó para hablar con la directora.

Sí, me echaron de ahí... No digo que yo haya sido una blanca paloma, pero la gente es estúpida y antipática. Creían que porque siempre les aceptaba sus pedidos yo no me cansaba, o por ser una chica joven no tenía derecho a cansarme. Que si saludaba era porque quería distraer a todos de sus labores (que a todo esto, ellas mismas se ponían a ver series y películas en la misma oficina y nadie les decía nada (y hasta ese entonces, me daba igual porque «yo tengo mi trabajo»)), etc.

Luego de irme, supe por una amiga que la directora sigue a cargo, que nadie ha intentado sacarla, que a ella la sacaron sin pagarle y que después le pidieron trabajar por «amor al instituto».

En su momento me dió lata que me echaran porque claro, debía pagar arriendo, no encontraba justo que por una sola cosa me descalificaran de la forma en que lo hicieron y porque en ese tiempo ya costaba encontrar pega. Pero ahora lo pienso y digo: «Que bueno que ya no estoy ahí».

Además, para mis adentros, odiaba y repudiaba a más no poder la manera en que esa secretaria hablaba de los alumnos junto a una profesora. Los trataba de tarados, literalmente y la cara de asco que yo ponía al escucharla decir eso no me la borraba nadie.



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