La extinción
Escribí hace un tiempo. Les conté sobre la doña, una compañera de trabajo que es un dinosaurio por sus años de servicio, con aires de jefa cuando no lo era, conflictiva, floja y varios etc. Que era de conocimiento de todos, incluídos los jefes alto, y que sin embargo seguía en el puesto. Les contaba que tiró licencia y vaya que cambió en ambiente laboral, había mucha tranquilidad, trajeron a una persona para reemplazarla la que resultó ser un 7. Y que terminó su licencia y literalmente nadie la quería de vuelta.
Ha pasado un tiempito de eso. La doña volvió igual que cuando se fue, así que practicamente de inmediato se agrio el ambiente, generó varios conflictos, no hacía todo su trabajo y tampoco quería adaptarse a las indicaciones que se dieron cuando estaba de licencia, así que se volvió un cacho. Y a la otra persona, vaya que la echábamos de menos. Al final, como siempre había un drama con ella, sólo esperábamos que pasara el tiempo, era obvio que sola se estaba cavando su propia tumba y que la situación era intolerable e insostenible, no daba para más y la empresa tendría que despedirla, independiente de toooodos sus años ahí.
Y acaba de suceder. Costó, no sólo tiempo (y quizás sus buenas lucas para la empresa), sino también hartos malos ratos para quienes teníamos que relacionarnos con ella por trabajo, pero al fin la echaron. Por una parte, sí que nos sentimos aliviados. Por otra, me da cierta pena, que tuvo tantas oportunidades y suerte por haber durado tanto y nunca se dio cuenta de ello y ella misma se perjudicó (aparte que tiene sus años, sus problemas personales y familiares y no tiene estudios), así que lo más probable es que ahora las vea negras, y en éstas fechas. Y lo otro, ya nos dijeron que nadie llegará en su reemplazo, ni siquiera quien la cubrió cuando no estuvo, así que nosotros tendremos más pega. No podía ser tan bueno, pero al menos estaremos más tranquilos.