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Alma rota

Tengo amig@s que siguen está página, me van a captar; pero escribir me calma el alma.

Hace muchos años entre en terapia por traumas de infancia, abuso sexual y abandono; pero llegó un momento en que no pude conmigo misma y la dejé en pausa...

Por ese entonces había avanzando harto, pero sabía que tenía ese pendiente. Al tiempo se presentó una orejona en mi camino, digo en mi misma casa, le estaban buscando hogar porque la iban a abandonar, el clásico nos vamos a un dpto, así que no podemos tenerla; ella tenía como 3 años (nunca lo confirme) pero era adulta. Yo no me sentía capaz de cuidar a otro ser, pero vi sus ojitos que pedían piedad, como 'ayudame, no sé vivir en la calle y me botaran'; yo sabía lo que era el abandono, así que me conmovió y la dejé en mi casa. Fue difícil en un principio, si yo hablaba fuerte, ella se arrinconada y como todo animal se mandaba embarradas, sobre todo con la comida, de raza Basset hound (hush puppies), con un olfato que olía la comida a kilómetros.

Al tiempo me sentí nuevamente fuerte para retomar la terapia, así que volví; pero en una sección que fue muy intensa llegué mal a mi casa, y al rato me quiso dar un ataque de pánico, no podía respirar bien, no estaba pensando, me estaba ahogando y lastimando... No sé cómo, pero está perrita empujó la puerta, me empujó a mi, me caí y se acostó sobre mi, con su ozico sobre mi corazón y comencé a calmarme.

Ella solo se quedó ahí, mirándome hasta que reaccione y entendí que ella era quien me contenía para volver a terapia; se volvió mi apoyo emocional y mi hija perruna.

Me banco todos los años que me quedaban de estudio, me esperaba a pasear super tarde, luego de que llegaba de la U, me alentaba en las mañanas para el trabajo; siempre le dije, algún día corazón voy a manejar y te llevaré a la playa, tienes que conocer la playa; y así fue.

Fuimos muchas veces los últimos años a la playa; ya estaba más viejita y no quería muchos paseos, pero cuando llegabamos a la playa se transformaba en rápida y furiosa y corría, corría, corría.

En pandemia tuve la fortuna de disfrutarla, quedé sin trabajo y pasamos mucho tiempo juntitas, sentía que se lo debía.

Es todo muy loco, porque he estado buscando trabajo y nada; entendí que era este jueves que pasó.

Ella estaba bien, pero ese día algo paso, no podía levantarse bien y la pille tirada en el patio; la tomé en mis brazos, la dejé en su camita y le pedí tanto a Dios que por favor no me dejara decidir por su muerte, con una inyección en un lugar tan frío; no me daban las fuerzas y ella odiaba ir al veterinario. Me fui a duchar, le dije mi amorcito, me ducho y nos vamos al doc... Cuánto estaba en la ducha, escuché su gemido, ella había entrado al baño arrastrándose, vi sus ojitos y entendí que ya era hora; así que como pude me vestí y me tiré al suelo con ella en mis brazos, le volví a decir cuánto la amaba, todo lo bueno que había traído a mi vida, que hice lo que pude para hacerla feliz, que me perdonará si fue poco o lo que le faltó; le dije que yo la dejaba libre, que los angeles tienen que estar en el cielo con Diosito y yo no la forzaria a sufrir.

Mi bebé, te amo tanto que te dejo ir, yo estaré bien, te doy mi palabra.

Suspiro 2 veces y falleció en mi pecho; mi gran amorcito, mi bebé de 4 patas.

Esta casa se me hizo grande, al igual que mis ojos de lo hinchado que están por tanto llorar, pero no logro evitarlo; siento su aroma en su peluche, en su camita y no me importa olerla una y otra vez.

No deje de abrazarla, hasta que vinieron por su cuerpito para cremarla; cuando lleguen sus cenizas le haré una reunión. Sé que muchos dirán, que loca si es un perro.

Para mí fue mi familia, y se va enseñándome a soltar.

'No olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles' Eso leí, yo le dije adiós al mío, que donde esté, sé que está mejor que aquí.

Te amo y te amare hasta el último día de mi aliento y luego sé que te volveré a ver.



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