Forever alone
Tengo treinta y dos años. Nunca he tenido novia; en realidad casi: tuve mi única polola cuando tuve veinte y a los cinco meses me patearon. Desde allí no he tocado a ninguna mujer. No sé nada de afectividad y sexualidad. Jamás he ido a un motel, he usado objetos sexuales y menos condones. Se preguntarán por qué no he frecuentado prostitutas para satisfacer mis necesidades sexuales: no sé por qué tengo un pudor para ir y también el miedo de tener una adicción a las trabajadoras sexuales, ya que no gano mucho dinero y debo cuidarlo. Obviamente que me han gustado las chicas en su momento, pero al momento de poder entablar algo más, simplemente no pasa nada.
Resumí y obvié harta especificación en el párrafo anterior, ya que varias amistades siguen la página y podrían darse cuenta. Me fue difícil escribir todo esto porque, hasta el día de hoy, ser un “forever alone” es un tabú. Es una discriminación implícita ser un hombre solo. Me cuesta poder explayar mis ideas porque son muchas sensaciones de negatividad, rabia, frustración que se me vienen a la mente. De repente me dan ganas de llorar sin parar y botar toda la mierda acumulada, pero después se me pasa, conteniéndola resignadamente.
A veces pienso la utilidad de vivir en soltería y poder hacer todo lo que uno quiera. Aunque otras veces me pregunto de qué sirve estarlo si lamentablemente he tenido esta vida de forma involuntaria. Es como si esta parte de la vida fuese secuestrada por la vida misma y que me obliga a estar solo. En cuanto a la vida o actividad sexual, he sido un célibe involuntario. La pornografía y masturbación ha sido mis compañeros de placer. Para mí no es normal. Y tampoco hay una red de ayuda efectiva porque existe estigmatización y visión machista a la situación.
Hace poco hablé con una mujer que es soltera y vive a vida a full. Le comenté escuetamente que soy solo y ella me preguntó “¿Y qué haces tú para que te pesquen?”. No supe que responder. Infiero que hay mujeres que esperan que vendas un producto para satisfacer sus expectativas. Y ahora me encuentro escribiendo estas líneas. Liberando algo de mi nube negra que tengo en mi interior. Es inevitable no pensar que soy un hombrecito vestido de gris.
A veces me siento mal por algo que no he vivido o que debí haber vivido. Por ejemplo, jamás he ido a un motel. Tampoco he tenido la experiencia de tener relaciones sexuales con una mujer a primera vista. Pero después se me pasa y sigo con mi cotidianeidad. Me asusta estar solo, sobre todo cuando mis padres ya no estén a mi lado. También me da miedo, mejor dicho, decepción o un ¡bah! si lograra conocer a una mujer y que me rechace. He visto comentarios de mujeres que no quieren hombres que vean a sus parejas como a su mamá. No sé qué significa realmente eso. Son muchas cosas que no se si las viviré. Sin embargo, debo dar gracias a la vida que no he pasado malos ratos como celos, discusiones o problemas legales relacionado con el matrimonio.
Doy gracias a la vida por vivir tranquilo. Pero me gustaría estar en paz conmigo mismo. Esa es mi lucha interna. Los tormentos versus las esperanzas de algo bueno. Ahora dudo que cosas son buenas o malas. Si tener pareja o ser un hombre solo es positivo o negativo ¿Ser solo es un defecto? Pienso que no. Pero mi subconsciente me empuja a creer que es malo.
No quiero cambiar mi esencia para satisfacer una felicidad que pueda ser remota. Lamentablemente tengo una personalidad introvertida para conocer mujeres, pero no lo soy en reuniones sociales o amigos. Cito lo que leí en un reportaje de la BBC, titulado “Lamento no haber tenido sexo a los 37 años”:
“Repaso mi juventud con una sensación de arrepentimiento. Es casi como si guardara luto por algo que no sucedió. Siento que hay un montón de recuerdos afectuosos que no me están disponibles o un conjunto de experiencias que nunca tuve. No sé lo que es un amor de juventud. No sé cómo se siente dar esos primeros pasos en el mundo como un miembro del sexo opuesto, esa etapa experimental y divertida. Y eso me deja con una sensación de arrepentimiento. Así que lo primero que le diría a alguien que se encuentra en esa situación sería: 'Tómatelo en serio'. Y deberíamos pensar en intervenir si notamos que alguien está pasando por algo así. No se me ocurre cómo porque, por ejemplo, si alguien me hubiera intentado hablar de ese problema en esa época, yo lo habría negado. Pero hay gente que se encuentra en una posición desde la cual puede darse cuenta. Lo que pasa es que la gente como yo, como era yo, nunca va a estar en el radar de nadie.”
La soledad puede ser una energía para fortalecerte o para destruirte. En mi caso desconozco como me ha afectado. Tengo una sensación de amargura y frustración no asumida. Un conformismo que lentamente se apodera de mí y no seguir con ansias e intentar de conocer a una mujer, ya que he estado naturalizando que la situación no va a cambiar y que un rechazo sigue destruyendo mi autoestima en vez de levantarla y ser perseverante.
A pesar de ello, no todo es malo (?). Estoy por terminar la carrera universitaria. Me ha costado por una serie de factores, pero pude salir adelante. Trabajar y estudiar es muy difícil, aunque hubiese terminado antes si tuviera mayor compromiso y responsabilidad. La flojera me ganaba gran parte. Quizás cuando ya me otorguen el título, toda esa mierda escondida en mi corazón la supla con esta autosatisfacción. La duda será cuando podrá durar esa felicidad pasajera.
¿Necesito pedir ayuda en esto? ¿Qué puedo hacer? ¿Debo hablar de esto abiertamente? ¿Debo perder el miedo en exponerlo públicamente? No tengo respuestas para esto. Hay muchos relatos, pero todo está bajo el anonimato. El miedo y el estigma machista que pueda existir es muy fuerte. Recuerdo que a un ex compañero de universidad le conté sobre una decepción amorosa. Lo veía como amigo y creía que tendría algo de consuelo; pero no: se rio de mi por mi situación y de cómo caí en la “friend zone”. Desde ese momento no le hablé más de mi vida privada. Hasta la actualidad, solo comparto un grupo en común por temas de contingencia y un posible trabajo piloto. ¿Mis padres? Cuando comencé a poder hablar de esto, mis viejos no entendían NADA. Son de la tercera edad y no quiero complicarlos. El resto de mis familiares no existen. He hablado con varias personas y amigos de este problema (no tan con lujo de detalles como los descrito), pero he visto que casi ninguno ha podido colocarse en mi lugar. Los entiendo porque jamás han tenido una experiencia tan aterradora como la que yo vivo en estos momentos. Dos grandes amigas me han apoyado en este calvario: una que ella es cristiana me ha escuchado y apoyado, pero bajo su lógica me ha dicho que va a llegar. Otra en cambio me ha destacado lo diferente que soy del resto de los hombres. Y que no debo cambiar ni menos moldearme para poder generar un vínculo afectivo. Ser un “yo” auténtico.
Hay gente que está en peores situaciones y varios me lo han recalcado. Pero lo que reclamo es que por qué lo que siento en estos momentos me lo invalidan y creen que exagero con todo esto. Una especie de censura.
También debo hacer mi autocrítica: soy demasiado básico y visual para mirar las mujeres. Tengo un estereotipo muy marcado y solo veo mujeres atractivas visualmente. Exijo que sean así, pero en cambio yo no hago nada para verme así.
En estos doce años he caído en el fracaso de tener mejor calidad de vida, ya que he abandonado gimnasios, entrenamiento físico y una academia de artes marciales mixtas. Antes tenía una condición estándar; ahora con un sobrepeso que, posiblemente, esté cerca de la mórbido. Mis hábitos alimenticios son malos. La desesperación y ansiedad la cubro con la discriminada ingesta de comida chatarra, bebidas y algo de alcohol.
Cuando tenía veinticinco años, una vez le comenté a alguien (cuando ya llevaba cinco años forever alone) que llegaré a los treinta años sin tener pareja. No me creyó y me decía lo mismo que todo el mundo dice “te va a llegar la indicada, que no es necesario buscar que te llegará sola o que debes buscar para encontrar a alguien”. Creo que he realizado de todo, pero sin éxito alguno. Y ya cerca de los treinta y tres sigo en lo mismo. No me extrañaría llegar a los 40 virgen desde los 20 y sin tocar a una mujer. No he tenido “touch and go” y tampoco andante. Así que imagínense como me siento en la parte afectiva y sexual, que ha sido nula. Y lo brutal que es para sobrellevarlo.
Cada vez que recuerdo cuando me patearon es una fecha donde se extiende mi fracaso afectivo. Es una especie de anticumpleaños.
Siento que vivo en la ley del más fuerte en este ámbito. No pretendo vivir de una felicidad fraudulenta. Quiero ser aceptado tal cual como soy. Con mis virtudes y defectos. Y si la vida me tiene destinado a estar solo, lo tendré que aceptar. Pero no cambiaré por otros de forma momentánea, sino para crecer como persona. Jamás creí que algo tan “simple” iba a ser imposible para mí. Necesito ayuda, pero una de verdad y que pueda empatizar, algo muy difícil de encontrar. Por mientras seguiré con mis metas razonables y no las inalcanzables.
